La mayoría son jóvenes, van en grupos, unos se ubican en la zona de libre conexión, otros en la zona de juegos, otros acuden a las varias conferencias que se dictan, algunos son voluntarios y ayudan a otras personas que nunca antes habían tenido acceso a la tecnología. El ambiente es de alegría y de ansias de aprender o de compartir el conocimientos.
Una de las creaciones de estos chicos es la ‘bicicleta autosustentable’ que funciona con tres energías “un dínamo, un freno regenerativo y un panel solar que recibe 19 voltios y alimenta una batería de 12 voltios. Estas tres energías van a alimentar a una batería que le vamos a colocar, así la bicicleta se convertirá en eléctrica, recibiendo energías renovables”.
La idea es que este prototipo se lleve a emplear en las bicicletas y permitan que sus dueños puedan desplazarse hasta en 70 kilómetros por hora, esto gracias al motor y a 3 o 4 pedaleos, evitando el cansancio. “Al momento de activar el sistema de freno regenerativo y encender el motor se convierte en una bicicleta eléctrica”.
Este joven ve al Campus como una experiencia para compartir “he visto aquí mucho jóvenes con ideas increíbles, creo que si nos unimos podemos llegar muy lejos. Lo importante era llegar a Quito. En El Oro no encontramos materiales, aquí ya mis amigos fueron a comprar los materiales que nos hacían falta”. Este joven cree que lo que necesitan es capital para arrancar con sus ideas.
Antonela Becerra es miembro también del club ‘Obelisco’, tiene 16 años. Ella mostró orgullosa una mano robótica que emplea un computador que cuenta con un programa que facilita el movimiento de la mano.
“Esperamos en un futuro poder avanzar y crear prótesis para las personas discapacitadas. La idea es de todos los chicos del club, somos 150 jóvenes, pero los más activos son 40, aquí en Quito estamos cinco”.
Antonela comentó que su amor por la tecnología y la invención la ha acompañado desde pequeña, en el colegio conocí a Ronny y él me comentó del club, vi que allí era el lugar donde podía hacer realidad mis sueños de creación”.
Ella llegó a Quito acompañada de sus padres, reconoce que fue muy difícil convencerlos para que le permitieran viajar, “pero finalmente lo conseguí, ellos vinieron conmigo, ayer se quedaron a dormir conmigo, aquí en el campus, pero en la mañana se fueron para dejarme crecer y aprender”.
Otra de las ideas que tienen estos jóvenes es una moto que emplea agua en lugar de gasolina.