Hoy es un día de inmensa celebración, de profunda reflexión, pero, sobre todo, de conmemorar 22 años de perdurabilidad, de servicio inquebrantable y de fe en el potencial humano de Quito.

Permítanme comenzar expresando la inmensa alegría y el profundo cariño que siento por esta familia, trabajar en ConQuito no es solo un empleo es una vocación, una vocación maravillosa, porque todos los días somos testigos de una magia única es un privilegio la de sembrar esperanza y cosechar sueños.

Nuestro trabajo diario se desarrolla en un lugar único y lleno de historia, tenemos el privilegio de trabajar en este edificio emblemático e imponente, que nos da cobijo y nos acoge con cariño.

Y sí, es un lugar tan acogedor que hasta podemos decir, con una sonrisa, que sus paredes están llenas de recuerdos y que cobija a vivos y a muertos. (solo en la memoria y en el peso de la historia que nos precede), por supuesto! Un edificio tan lleno de carácter que nos recuerda que somos parte de algo mucho más grande y duradero.

Y en este hogar, la misión es clara, vital y constante:

A la palabra C-O-N-Q-U-I-T-O… siento que le falta la figura más importante: A ConQuito solo le falta un corazón.

Porque no tengo ninguna duda.. de que ConQuito somos el corazón de Quito. Somos el motor que bombea energía, emprendimiento y solidaridad.

Y si ConQuito es el corazón, entonces nosotros, cada persona que trabaja aquí y que forma parte de este corazón, tenemos el gran orgullo de ser el latido de ese corazón.

Somos los latidos que llevan esperanza y fe a cada rincón de la ciudad.

Somos el ritmo constante que convierte ideas en acciones, miedos en planes y la necesidad en una realidad palpable. En esencia, somos los verdaderos creadores de sueños y esperanzas en el Distrito Metropolitano.

Durante estas más de dos décadas, nuestro trabajo ha estado enfocado en la comunidad más vulnerable, abriendo alas a las personas que ya no tenían esperanza. Hemos sido un faro de luz para:

• Los jóvenes soñadores, que a través de la capacitación buscan forjar días mejores.
• Las mujeres luchadoras, jefas de hogar que encuentran aquí ladignidad de un proyecto propio para sus hijos.
• Y en una dimensión vital, contribuimos a la seguridad alimentaria de Quito. Hemos capacitado a quienes quieren cultivar huertos urbanos, libres de químicos, promoviendo una alimentación sana en la Capital más linda del mundo y Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Compañeros, somos mujeres y hombres que venimos cada día a aportar con un granito de arena, convencidos de que podemos cambiar una vida a la vez.

En un mundo donde a menudo priman otros intereses, nuestra meta es puramente social. Nuestro único interés es el de cumplir los sueños y metas de personas que ven en nosotros la última oportunidad.

somos el puente….. la mano amiga…. el faro que les ayuda a navegar, somos el equipo que les enseña a trazar rutas… a convertir la incertidumbre en un plan y una simple aspiración en un negocio viable.

Por eso, nuestro compromiso, nuestra forma de trabajar, nuestra empatía y nuestra inmensa pasión, debería ser un ejemplo a seguir para todo el Ecuador.

Sigamos siendo ese corazón que late, fuerte y constante, por un Quito productivo, sostenible e inclusivo.

¡Larga vida a ConQuito!