El jardín y el espacio verde de Conquito se llenaron con cerca de 500 personas, todas agricultores urbanos que pertenecen al programa de Agricultura Urbana Participativa (Agrupar). En este espacio se desarrollaron varias charlas inherentes a la agricultura.
Según Alexandra Rodríguez, responsable del proyecto Agrupar, existen personas con discapacidad que practican la agricultura orgánica y que requieren cierto tratamiento como técnicas para implementar un huerto; además, en este grupo están las personas adultas mayores, niños y mujeres jefas de hogar.
“Cada dimensión de la agricultura urbana, dependiendo del grupo objetivo con el que trabajemos, requiere de una tecnología adecuada -dijo Rodríguez-, es interesante en este evento se van a presentar varios esquemas, por ejemplo, para personas no videntes y adultos mayores”.
Ricardo Leiva, por ejemplo, tiene 33 años, hace un año perdió la visión y ahora asiste al Centro Diurno Atahualpa, ubicado en el sur de Quito, donde aprende a valerse por sí mismo y para eso optó por ser parte del proyecto de agricultura urbana. En el huerto participan 15 personas.
“Esta actividad a veces se complica -dijo Leiva-, pero la práctica nos lleva a mejorar, existen guías que nos indican por dónde ir. Esta actividad nos permite distraernos”.
Sonia Taipe es una de las profesoras del Centro de Desarrollo Integral para Personas con discapacidad visual; allí asisten 55 personas, de las cuales 16 van al huerto. Para ella, la parte más difícil es la orientación en el terreno, por eso se hicieron unas guías con piolas, para que ellos se ubiquen y puedan trabajar sin destruir el terreno y las plantas. Este grupo ha sembrado rábanos, cebolla paiteña, brócoli, coliflor…
La agricultura urbana aporta a la ciudad cómo una medida de adaptación al cambio climático, es así que el Municipio y la Secretaria de Ambiente han reconocido estas prácticas como un indicador de ciudad sostenible.
En la cita de Innovacción no faltaron los estudiantes que tienen en sus planteles huertos orgánicos. Ese es el caso de la Unidad Educativa Patrimonio de la Humanidad, que empezó en esto hace un mes y medio. En este huerto los jóvenes han sembrado rábanos, cilantro, papanabo, zuquinni, vainita, acelga y lechuga.